Todos tenemos cambios de ánimo; la tristeza y la ansiedad son emociones normales en la vida diaria. Sin embargo, cuando estas emociones permanecen por demasiado tiempo o son muy intensas, esto pasa a ser una enfermedad que tiene por nombre Trastorno Depresivo.
Estos cambios de ánimo afectan los pensamientos, sentimientos, salud física, comportamiento, y el funcionamiento general de la persona.
Los estudios muestran que de cada 100 mujeres entre 10 y 25 presentan este trastorno de depresión; en el caso de los hombres va de 5 a 12 por cada 100.
En promedio comienza a los 35 años pero se puede presentar a cualquier edad. Se ha visto que cada vez afecta a personas más jóvenes. Quien ha sufrido esta enfermedad tiene más probabilidades de sufrir una recaída.
Los desórdenes depresivos representan actualmente la cuarta causa más frecuente de discapacidad en el mundo y se calcula que se transformarán en la segunda causa en el año 2020.
Existen tratamientos muy efectivos. Además de lograr la mejoría, previenen futuras recaídas.
¿Cuáles son los síntomas del trastorno depresivo?
Los síntomas marcan un cambio en el modo de ser y de relacionarse de la persona. Provocan un malestar significativo, pudiendo generar algún grado de deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
Los síntomas son los siguientes:
- Estado de ánimo deprimido: La persona se siente triste, desesperanzado, desanimado o simplemente puede estar indiferente ante todo. Puede existir también ánimo ansioso o irritable.
- Apatía o dificultad para sentir placer: las cosas que antes lo motivaban, ya no le interesan. No logra disfrutar de nada o casi nada. Por lo mismo, su vida sexual se ve afectada.La persona va dejando sus actividades normales y tiende a aislarse.
- Pérdida importante de peso (sin hacer régimen) o aumento de peso: puede haber pérdida o aumento del apetito, así como apetencia por ciertas comidas (por ejemplo dulces o chocolates).
- Insomnio o hipersomnia: Es común despertarse a mitad de la noche y tener muchas dificultades para volver a dormir o despertar muy temprano en la mañana y simplemente no poder volver a dormir. También se pueden presentar dificultades para conciliar el sueño al acostarse. También es frecuente sentir más sueño de lo normal (hipersomnia).
- Agitación o enlentecimiento psicomotor: Algunas personas experimentan mucha inquietud, se mueven en exceso (por ejemplo frotan sus manos, pellizcan su piel o la ropa). No logran estar quietos. Otros se vuelven más lentos al hablar, al pensar y también al hacer algo. Sus movimientos son pesados, lentos. Pueden hablar más despacio o incluso dejar de hablar.
- Fatiga o pérdida de energía: Generalmente hay cansancio, aun si no han realizado actividad alguna. Hasta el menor trabajo parece requerir un tremendo esfuerzo.
- Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados: la persona frecuentemente tiene evaluaciones negativas poco realistas respecto a su propio valor (se siente inútil, irresponsable, fracasado). Puede culparse demasiado por cosas sin importancia.
- Disminución de la capacidad para pensar y concentrarse, o indecisión: La persona no logra concentrarse. Baja su rendimiento y su capacidad de tomar decisiones.
- Pensamientos recurrentes de muerte, plan o intento de suicidio: estas ideas pueden ir desde la creencia de que “los demás estarían mejor sin mí” o las “ganas de que todo termine”; hasta los planes detallados de quitarse la vida y posterior intento.
- El diagnóstico lo realiza un profesional experto en base a los síntomas y signos que presenta el paciente. No es necesario presentar todos los síntomas para hacer el diagnóstico.
¿Cuál es la causa de la depresión?
Esta enfermedad tiene más de una causa. Factores biológicos y genéticos se entrelazan con la historia de vida de la persona.
Existe una predisposición genética: los familiares de personas con Trastorno Depresivo tienen 1,5 a 3 veces más probabilidades de enfermar, en comparación con la población general.
Esta vulnerabilidad biológica hace que una persona que atraviesa por una crisis en su vida esté más propensa a enfermar.
A veces resulta difícil comprender que se trata de una enfermedad donde se produce un desequilibrio bioquímico en el organismo. No basta con la voluntad para superarlo.
¿Cuál es la evolución del trastorno depresivo?
Esta enfermedad tiende a la recurrencia:
– El 50 – 60% de los sujetos que han presentado un episodio depresivo tendrá un segundo.
– Los sujetos que han tenido dos episodios tienen un 70% de probabilidades de tener un tercero,
– Los sujetos que han presentado tres episodios tienen un 90% de posibilidades de tener un cuarto.
La primera vez, la enfermedad suele aparecer como consecuencia de una crisis. Sin embargo, al repetirse puede aparecer en forma espontánea (sin causa aparente).
El curso de estos episodios puede ser variable: algunas personas tendrán episodios aislados separados por varios años sin síntomas, otros en cambio pueden tener varios episodios agrupados.
Si la enfermedad no se trata, los episodios serán cada vez más frecuentes (y generalmente más graves) a lo largo de la vida.
La mayoría de los pacientes vuelve a la normalidad total entre los episodios, un bajo porcentaje sigue presentando síntomas depresivos de menor intensidad.
Esta evolución puede modificarse favorablemente con un tratamiento médico adecuado.
(Adaptado del “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales” DSM IV)
Autores: Dra. Claudia Barrera Renault, Dr. Jorge Ochoa Muñoz.