La resiliencia es la capacidad de enfrentar la adversidad, adaptarse y salir fortalecido. En la infancia y adolescencia, este concepto se traduce en aprender a manejar frustraciones, resolver problemas y recuperar la confianza después de experiencias difíciles. No significa evitar el dolor, sino desarrollar herramientas para enfrentarlo.
En Chile, la Encuesta Nacional de Salud Mental Adolescente (MINSAL, 2022) mostró que un 17 % de los adolescentes reportó síntomas depresivos, cifra que evidencia la necesidad de fortalecer la resiliencia como factor protector.
Los niños y jóvenes resilientes no nacen con esta habilidad, la adquieren con el apoyo de adultos significativos en sus vidas, experiencias positivas y entornos seguros. Fomentar la confianza, la autonomía y la capacidad de pedir ayuda son pilares para su desarrollo.
El rol de padres, profesores y cuidadores es fundamental. A través de la validación emocional, el modelamiento de conductas y la entrega de seguridad afectiva, los adultos ayudan a los más jóvenes a creer en sus capacidades y enfrentar los desafíos con mayor confianza.
Freddy Meneses, psicólogo de Grupo Cetep señala al respecto: “La resiliencia no constituye un rasgo estático ni innato, sino un constructo dinámico que funciona como un “músculo psicológico” en permanente desarrollo. Se define como la capacidad de transitar la adversidad, recuperarse de ella y, en muchos casos, transformarla en una oportunidad de crecimiento. Su construcción depende de múltiples factores, entre ellos la calidad de las relaciones y las experiencias vitales y, por ende, podemos fortalecerla a través de diferentes acciones”.
Consejos prácticos para desarrollar resiliencia
1. Reconocer y validar las emociones
Aceptar y nombrar lo que sienten ayuda a los niños a manejar mejor sus dificultades emocionales.
2. Promover la resolución de problemas
Guiarlos para enfrentar retos y buscar soluciones fortalece su autonomía y confianza.
3. Reforzar logros pequeños
Celebrar avances cotidianos aumenta la autoestima y la motivación para seguir intentando.
4. Crear un entorno estable y de apoyo
La seguridad familiar y escolar brinda la base para que los niños desarrollen resiliencia.
5. Incentivar la búsqueda de ayuda
Enseñar que pedir ayuda es un recurso, no una debilidad, fomenta hábitos saludables de afrontamiento.
En Grupo Cetep creemos que la resiliencia se construye en comunidad. Nuestra misión es acompañar a niños y adolescentes en este proceso, entregando herramientas a familias e instituciones educacionales para que cada joven tenga la oportunidad de crecer con fortaleza y bienestar emocional.