Con el propósito de cambiar nuestra forma de ver a las personas que padecen enfermedades mentales, la Organización Mundial de la Salud (OMS), estableció el 10 de octubre como el día mundial de la Salud Mental. Y este año, la preocupación, está centrada en el adulto mayor.
¿Por qué? Porque cada año aumenta la población que sobrepasa los 60 años, y se estima que un 15% de la población mundial que es parte de este grupo etario, tiene algún trastorno mental. Y factores como la pobreza, el aislamiento social, la pérdida de la independencia, la soledad y las pérdidas de diferentes tipos pueden afectar a la salud mental y la salud general de estas personas. Otro gran problema que aqueja a los adultos mayores es el maltrato que sufren muchos de ellos y que deriva no sólo en lesiones físicas, sino también, a consecuencias psicológicas duraderas graves, como la depresión y la ansiedad.
Un obstáculo que debe enfrentar la salud mental del adulto mayor es que en el mundo se ha considerado las enfermedades como parte del deterioro de las personas y que son inherentes a la edad, por esta razón a muchos no les extraña cuando se indica que un/a anciano/a está afectado por una demencia u otro tipo de afección.
Por esto, es deber de todos el sensibilizar a la opinión pública acerca de la vulnerabilidad y las necesidades de salud mental de los adultos mayores, prestándoles apoyo constante, en especial cuando son personas maltratadas.
Además, las autoridades de salud deberían crear planes para mejorar el bienestar general, involucrando a la atención primaria, comunitaria y el sector de servicios sociales en los trastornos mentales, para facilitar la identificación y comenzar el tratamiento a las personas que lo requieran, lo antes posible.
Ante este panorama la prevención es clave. Por eso, fomentar y educar a las personas de edad avanzada a hacer más ejercicio físico, mantenerse conectado socialmente, mantener su cerebro activo, reducir su peso, dejar de fumar o el uso nocivo del alcohol, controlar su presión arterial, azúcar en la sangre y los niveles de colesterol, son fundamentales para el evitar algunos trastornos mentales o poder detectarlos a tiempo.
Siempre se debe recordar que los trastornos mentales son tratables y aunque no hay cura para algunas enfermedades como la demencia, existen tratamientos que pueden ayudar a controlarlas. Y nuestros adultos mayores se merecen todo el esfuerzo que podamos hacer para mantener su salud mental en la mejor condición posible.