La relajación está especialmente indicada para personas que manejan altos montos de ansiedad o angustia. Como hábito podría estar indicada para la mayoría de la población en todas aquellas situaciones estresantes de la vida diaria como los exámenes, el estrés laboral, las relaciones conflictivas, etc., e incluso para buscar un descanso reparador.
Son muchas las cosas que nos provocan estrés en la vida diaria, y cada vez resulta más difícil buscar espacios para reducir la tensión física y mental. Para lograr este objetivo se han desarrollado diversas técnicas de relajación, con probada eficacia y escasa dificultad en su ejecución, que se aprenden en pocos minutos y ofrecen resultados positivos a corto y largo plazo.
Una técnica básica de relajación, que no necesita mayor conocimiento ni preparación es escuchar música.
Para llevarla a cabo usted debe elegir media hora ininterrumpida de música relajante (suave y tranquila), que pueda escuchar todos los días, en un lugar solitario y libre de ruidos e interrupciones (si es necesario avise a las personas con quien vive para que no lo interrumpan).
Es importante que siempre sea la misma música, ya que la idea es que, con el tiempo, usted relacione automáticamente esa melodía con el estar relajado, lográndose así el efecto deseado más rápidamente.
Conecte la música que haya elegido, apague su celular o desconecte el teléfono si procede, instálese en una posición confortable (recostado o sentado con la espalda y pies apoyados), cierre los ojos, relaje la mente y concéntrese sólo en la música.
Busque mentalmente áreas de tensión y de dolor en su cuerpo, e intente relajarlas progresivamente.
Observe el estado emocional que presenta al estar concentrado en la música, y cada vez que aparezca un pensamiento negativo o no deseado en su mente déjelo pasar, recordando en todo momento que debe concentrarse solamente en la música, relajarse y dejar de pensar.
Una vez que la música haya terminado, permita que su mente recorra su cuerpo para averiguar cómo se siente, respire pausadamente y evalué si es que hay alguna diferencia entre el antes y el después de la relajación.
Puede que en las primeras ocasiones le resulte algo difícil relajarse completamente, podría incluso sentirse algo incómodo e inquieto; pero en la medida que repita el ejercicio, de a poco se dará cuenta que cada vez se siente más cómodo y aliviado.
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