Casi todos los eventos producen algún grado de tensión. La respuesta de tensión es un “estado de excitación que pone en funcionamiento los mecanismos fisiológicos, cognitivos, emocionales y conductuales de adaptación, del cual el organismo se recupera sin mayores problemas”. La tensión es entonces una condición vital normal, implica consumo de energía y produce cambios en el organismo y la psique que preparan al individuo para resolver un problema o superar un obstáculo de forma adecuada.
El estrés es la tensión que manteniéndose prolongadamente en el tiempo, o que siendo muy intensa, o ambas cosas a la vez, rebasa las disponibilidades energéticas fisiológicas y psíquicas de la persona, y conduce al agotamiento.
Inicialmente entonces el estrés puede dinamizar la actividad del individuo provocando un proceso de incremento de recursos (atención, memoria, activación fisiológica, rendimiento, etc.), que hace aumentar la productividad. Sin embargo, cuando este proceso de activación es muy intenso o dura mucho tiempo, los recursos se agotan y aparece el cansancio y la pérdida de rendimiento. Entonces ya no se puede mantener el nivel de activación necesario, éste cae bruscamente, al igual que el nivel de eficacia.
¿Cuáles son los síntomas del síndrome de estrés emocional?
Los síntomas más frecuentemente relacionados con el Síndrome de Estrés Emocional se pueden dividir en tres tipos:
Síntomas somáticos:
– Palpitaciones – Sudoración
– Temblor – Dolor de cabeza
– Dolor en el pecho – Mareos – fatiga – debilidad
– Sensación de “ahogo” – Aumento o disminución del apetito
– Insomnio – Fatiga – debilidad
– Dolores musculares – Sensación de “adormecimiento” de extremidades o cara
– Problemas gastrointestinales –
Síntomas psicológicos:
– Ansiedad – Labilidad (llanto fácil)
– Crisis de angustia – Miedos irracionales
– Irritabilidad – Hiperestesia
– Falta de ánimo – apatía – falta de iniciativa – Ideas de desesperanza
– Dificultades de concentración y memoria – Disminución de la autoestima
– Reacciones catastrofales
Síntomas conductuales:
– Disminución del rendimiento general
– Ausentismo laboral
– Aislamiento social
– Descuido del arreglo personal
Estrés laboral
El estrés laboral tiene consecuencias directas sobre nuestra eficacia en el trabajo: desinterés, atrasos, ausentismo, consumo de drogas, incapacidad para tomar decisiones, incapacidad para concentrarse, olvidos frecuentes, hipersensibilidad a la crítica, bloqueos mentales, malas relaciones interpersonales, agresividad, etc., De esta forma se deteriora cada vez más nuestro rendimiento laboral, agregándose progresivamente más razones para estar estresado, se forma así un círculo vicioso.
La Comisión Europea (2000) habría definido los factores más frecuentemente generadores de estrés laboral:
• Exceso o falta de trabajo.
• Tiempo inadecuado para completar el trabajo de modo satisfactorio para nosotros y para los demás.
• Ausencia de una descripción clara del trabajo, o de la cadena de mando.
• Condiciones de trabajo físico desagradables o peligrosas.
• Falta de reconocimiento o recompensa por un buen rendimiento laboral.
• No tener oportunidad de exponer las quejas.
• Responsabilidades múltiples, pero poca autoridad o capacidad de tomar decisiones.
• Superiores, colegas o subordinados que no cooperan ni nos apoyan.
• Falta de control o de satisfacción del trabajador por el producto terminado fruto de su trabajo.
• Verse expuesto a prejuicios en función de la edad, el sexo, la raza, el origen étnico o la religión.
• Exposición a la violencia, a amenazas o a intimidaciones.
• No tener oportunidad de servirse eficazmente del talento o las capacidades personales.
• Posibilidad de que un pequeño error o una inatención momentáneos tengan consecuencias serias o incluso desastrosas.
• Cualquier combinación de los factores anteriores.
El “Síndrome de Burnout” (o “estar quemado”) es una respuesta al estrés mantenido, que se ha detectado especialmente en las personas que trabajan en puestos relacionados con servicios a personas (personal sanitario y profesionales dedicados a la enseñanza) o atención al cliente. Se caracterizad por la aparición de dificultades emocionales y conductuales que conllevan a un sentimiento de fracaso personal y/o incapacidad para el ejercicio de la profesión.
Se produce:
• Agotamiento físico y psíquico.
• Actitud fría y despersonalizada en la relación hacia los demás, conductas despectivas e insensibles hacia los receptores de servicio.
• Sentimientos de insatisfacción personal con las tareas que se han de realizar.
• Actitudes negativas hacia la tarea.
• Disminución de la productividad.
Algunas características de personalidad podrían llevar más fácilmente a una persona sometida a un estrés mantenido a desarrollar un burnout.
• Sensibilidad emocional alta.
• Rasgos dependientes de personalidad.
• Importante dedicación al trabajo.
• Idealismo.
• Personalidad ansiosa.
• Elevada autoexigencia.
¿Por qué es importante diagnosticar y tratar el síndrome de estrés emocional oportunamente?
El estrés mantenido a largo plazo produce enfermedades, ya que durante la fase de activación se secretan distintas hormonas: adrenalina, noradrenalina, glucocorticoides; que producen cambios importantes en nuestro organismo:
• Liberación los nutrientes almacenados para ser utilizados
• Aumento del flujo sanguíneo a los músculos
• Aumento de la frecuencia cardiaca
• Sudoración
• Aumento de la frecuencia respiratoria
• Dilatación pupilar
• Tensión muscular
• Aumento del estado de alerta: la actividad cerebral aumenta para procesar la información sensorial recibida más eficientemente.
La mantención de niveles elevados de estas hormonas durante un tiempo produce efectos fisiológicos no deseados:
• Aumento de la presión sanguínea
• Daño en el tejido muscular
• Intolerancia a la glucosa
• Aumento del colesterol
• Infertilidad
• Inhibición del crecimiento
• Inhibición de las respuestas inflamatorias y del sistema inmunológico
• Destrucción de neuronas en ciertas zonas del cerebro
Estos efectos finalmente producen distintas enfermedades:
• Hipertensión arterial
• Cardiopatía coronaria (infartos, anginas)
• Dermatitis (alergias a la piel)
• Disfunciones sexuales/ infertilidad
• Diabetes
• Dislipidemias
• Alopecia (caída del pelo)
• Colon Irritable
• Jaquecas
• Inmunodepresión, que hace aumentar el riesgo de infecciones (como la gripe) y puede aumentar la probabilidad de desarrollar enfermedades autoinmunes o cáncer.
Además de lo anterior, el estrés mantenido produce deterioro cognitivo: se producen perturbaciones sobre los procesos cognitivos superiores (atención, percepción, capacidad de concentración, memoria, toma de decisiones, juicios, etc.) y un consecuente deterioro del rendimiento en contextos académicos o laborales.
Por último, el estrés mantenido es una antesala de varias enfermedades psiquiátricas:
• Trastornos depresivos
• Trastornos de ansiedad
• Trastornos de somatización o “psicosomáticos”
• Trastornos por dependencia a drogas o alcohol
Otra de las causas por la que nuestra salud se ve deteriorada durante los períodos de mayor estrés, es que generalmente modificamos nuestro estilo de vida, aumentando las conductas no saludables (fumar, beber, o comer en exceso), y reduciendo las conductas saludables (hacer ejercicio físico, mantener una dieta equilibrada, dormir suficientemente, etc.).
Conflictos Relacionales Asociados
El estrés no solamente deteriora nuestra salud sino que también compromete nuestras relaciones familiares, laborales y sociales. Las personas estresadas se tornan irritables, con escasa tolerancia y reaccionan en forma catastrofal frente a pequeños conflictos, todo esto hace que se torne muy difícil relacionarse con ellas. El los casos más graves esto puede llevar a rupturas de pareja, violencia intrafamiliar, aislamiento social, etc.
Deterioro Funcional Secundario
Las personas que sufren un síndrome de estrés emocional ven progresivamente comprometida su efectividad personal: empiezan a disminuir su rendimiento en el trabajo (pueden haber atrasos, problemas para concentrarse, cansancio, etc.), y el resto de sus ocupaciones (responsabilidades del hogar, cuidado de hijos, etc.). Estas situaciones generalmente se transforman a su vez en fuente de mayores conflictos (cesantía, fracasos escolares etc.)
Un tratamiento oportuno y adecuado hará desaparecer la sintomatología del síndrome de estrés emocional y evitará la aparición de enfermedades y otras complicaciones.
¿Qué es la resilencia?
Inicialmente fue descrita como la capacidad de algunos niños que, a pesar de estar expuestos a numerosas condiciones adversas y estresantes durante su vida, no caen, como se esperaría, en el abuso de drogas, problemas de salud mental, abandono escolar o delincuencia juvenil.
Se define como la capacidad de enfrentar efectivamente eventos y circunstancias de la vida severamente estresantes y acumulativos. También puede describirse como la capacidad humana universal para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas o incluso ser transformado por ellas.
Dentro de las competencias encontradas en las personas resilentes destacan:
• la competencia social: flexibilidad, cooperación, participación y compromiso social y destrezas sociales.
• estilos de interacción positivos: empatía, capacidad de comunicación, sensibilidad y sentido del humor
• la conciencia crítica: el darse cuenta de factores adversos y tener la capacidad de crear estrategias para superarlos
• la autonomía: capacidad para actuar independientemente y ejercer algún control sobre el medio.
• positividad vital y optimismo: buena autoestima y evaluación positiva de capacidades personales.
Todas estas competencias son susceptibles de ser aprendidas y adquiridas en forma permanente por los seres humanos.
¿Cómo es el tratamiento del estrés?
El síndrome de estrés emocional debe ser manejado por un equipo multidisciplinario, ya que su tratamiento comprende intervenciones psicológicas, eventualmente psiquiátricas y de terapeuta ocupacional (ver “Programa de Tratamiento Integral del Estrés” ).
• Intervención por médico psiquiatra: idealmente el diagnóstico debe ser realizado por este profesional, quien evaluará si existe alguna complicación psiquiátrica (depresión, trastorno de ansiedad), e indicará los fármacos pertinentes.
• Intervención psicológica: Dirigida a enfrentar en forma adecuada las situaciones estresantes contingentes, e idealmente a desarrollar las capacidades personales relacionadas con un manejo efectivo del estrés (resilencia).
• Intervención por terapeuta ocupacional: la intervención se centra en el sujeto y en los distintos lugares donde éste desarrolla sus ocupaciones (lugar de trabajo, hogar, escuela, etc.) y busca, dentro de lo posible, posibilitar la realización personal a través de la ocupación.
Psicoeducación
Conozca algunas medidas simples que le ayudarán a optimizar el resultado de su tratamiento
Normalice hábitos y horarios de sueño: practique hábitos de higiene del sueño
• Intente respetar las horas de sueño nocturno, sea constante en los horarios para acostarse y levantarse.
• No beba café, té u otras bebidas estimulantes después de las 20:00 horas.
• Evite el cigarrillo después de las 20:00 horas, ya que la nicotina que contiene es una sustancia estimulante.
• Evite realizar actividades físicas intensas (deportes) después de las 20:00 horas, ya que le resultará más difícil conciliar el sueño.
• No ingiera comidas abundantes después de las 20:00 horas.
• Utilice su dormitorio exclusivamente para dormir, evite los televisores, computadores, radios, etc.
• Evite el trabajo intelectual intenso después de las 20:00 horas.
• Evite el consumo de alcohol para inducir el sueño, ya que este será de mala calidad y existe un alto riesgo de desarrollar una dependencia.
Normalice hábitos y horarios de comidas:
• Respete los horarios de las comidas (al menos 3-4 veces al día).
• Distribuya racionalmente la cantidad de comida durante el día (evite ingerir grandes cantidades en la noche).
• Consuma agua, frutas, verduras y carnes blancas.
• Utilice el tiempo para comer como momento de descanso y ruptura con las actividades profesionales.
• Aproveche la comida para hacer vida social y familiar.
Disminuya el consumo de estimulantes:
• Té
• Café
• Cigarrillo
Realice ejercicio físico:
• Inicialmente practíquelo en forma moderada; para personas sobre 30 años sedentarias se recomiendan caminatas, natación y ciclismo.
• Utilice las actividades de ejercicio físico para distraerse y “airear los pensamientos”.
Planifique las actividades diarias:
• Programe las actividades para que no se acumulen.
• Establezca prioridades.
• Planifique descansos durante el día.
• Adquiera la capacidad de rechazar los compromisos indeseables o que no podrá cumplir.
• Intente no llegar tarde a las citas.
• Deje tiempo para realizar actividades placenteras.
Racionalice la actividad laboral:
• No prolongue las jornadas de trabajo
• Delegue funciones
• No asuma más tareas de las que es posible cumplir.
• Deje el trabajo en la oficina (tanto los papeles, como las preocupaciones).
Respete los horarios de ocio:
• Defina momentos de descanso y recreación en su rutina diaria.
• Tome regularmente vacaciones.
• Fomente las relaciones sociales.
Solución de problemas y toma de decisiones:
• No deje pasar los problemas, afróntelos de una manera más activa o más pasiva, pero decidiendo qué es lo mejor en cada caso.
• Tome decisiones siguiendo un proceso lógico: planteamiento del problema, análisis de alternativas (pros y contras), elección de la menos mala. No vuelva atrás una vez que tomó la decisión.
• No analice continuamente el problema o las alternativas ya que esto produce ansiedad.
Alimente su autoestima:
• Si ha hecho bien una cosa, reconozca su propia autoría y felicítese por ello.
• Si ha hecho mal una cosa, analice sus errores y corríjalos, sin generalizar, sin juzgarse por ello, sin culpas, sin pensamientos negativos sobre sí mismo.
Practique técnicas de relajación:
• Practique técnicas de relajación con regularidad, sobretodo en los momentos en los que se encuentre más ansioso.
• Según sus preferencias personales puede también inclinarse por alguna disciplina oriental (yoga, tai-chi, etc.) o aprender técnicas específicas con un terapeuta.
Autores: Dra. Claudia Barrera Renault y Dr. Jorge Ochoa Muñoz
En nuestro Centro de Atención Clínica encontrará a los mejores profesionales. Puede reservar o realizar consultas en los teléfonos 22784 0838 / 22784 0839 o al mail contacto@cetep.cl