Los hábitos de estudio de los hijos/as, se tornan un tema importante para muchos padres, especialmente para aquellos que pasan la mayoría de su tiempo fuera del hogar. Por lo mismo, muchas veces no saben cómo ayudar a sus hijos a establecer una rutina de estudio sin la propia supervisión. Por tal razón, los alumnos no logran asumir este trabajo como un hábito para aprender a estudiar de forma autónoma.
Un hábito es cualquier comportamiento repetido regularmente, que requiere de un pequeño o ningún raciocinio y es aprendido, más que innato. Para que un hábito se forme en una persona debe practicarlo durante varias ocasiones, así, tanto el cuerpo como la mente, se acostumbran a este hecho y lo realizarán de manera común.
Estudiar es una tarea que se puede aprender empleando una serie de estrategias que favorecen la adquisición del hábito de estudio.
¿Cómo hacerlo? / Pasos a seguir / Algunos consejos.
- Planificar horarios. Lo importante no es sólo el tiempo que dediquen, si no que se cumplan los horarios programados. El tiempo variará dependiendo de cada caso, pero es recomendable entre 30 y 45 minutos.
- Hacer que los niños y niñas estudien a la misma hora y en el mismo lugar, todos los días. Para formar el hábito, debemos practicar diariamente.
- Evitar distracciones. El lugar de estudio debe ser tranquilo, silencioso, con buena iluminación y ventilación, cómodo (que cuente con silla y escritorio o mesa) y sin distracciones, como por ejemplo: radio, televisión, etc.
- Enseñarle a organizar las tareas. Antes de comenzar a estudiar, se deben planificar las tareas a realizar, hacer un orden de acuerdo a las prioridades.
- Proponer metas accesibles y a corto plazo. Es importante iniciar con objetivos que los niños y niñas puedan conseguir en el momento. Por ejemplo: estudiar una página.
- Enseñarle a estudiar de a poco y no demasiado a la vez. De esta forma se construyen aprendizajes significativos y hay más tiempo para la asimilación de conceptos.
- Fijar metas específicas y claras. Es fundamental, antes de iniciar una tarea, conocer qué objetivo se quiere lograr.
- Comenzar por lo más difícil y dejar lo más sencillo para el final. Esto último requiere menos esfuerzo, de esta forma se evita que los niños/as se desanimen por cansancio.
- Reforzar sus logros positivamente. Cada vez que cumpla con un objetivo, se debe reforzar.
Es fundamental entrenar desde un primer momento a los niños y niñas en la construcción de buenos hábitos, ya que esto va a determinar su éxito académico, la consecución de sus metas y en definitiva, su felicidad.
Macarena Pérez, Psicopedagoga infanto-juvenil, Unidad de Atención Clínica Cetep