Este trastorno de personalidad se puede reconocer en las personas que presentan una pauta generalizada de indiferencia a las relaciones sociales y una afectividad muy limitada. Son sujetos que no desean ni disfrutan las relaciones íntimas, son solitarios, y casi nunca experimentan emociones fuertes.
Este trastorno de personalidad suele iniciarse al principio de la edad adulta, se presenta más frecuentemente en varones que en mujeres, y se da en diversos contextos; desarrollándose un patrón de conducta estable que permanece toda la vida.
Las personas con este trastorno prefieren el aislamiento, las actividades solitarias, evitan las relaciones estrechas incluidas las familiares y tiene muy pocos o ningún amigo. Asimismo, les gusta más observar que participar en las diversas actividades grupales.
Además del aislamiento, las conductas más desarrolladas las personas con este trastorno de personalidad son la autosuficiencia y el refugio en la fantasía.
Emocionalmente estas personas aparecen más bien planas, no experimentan grandes intensidades afectivas como la alegría o la ira, ni presentan conductas agresivas. Incluso ante las situaciones más adversas suelen reaccionar de manera pasiva.
Dan la impresión de ser personas frías y distantes, no se movilizan ni por la crítica ni por el elogio (reaccionan pobremente); aparecen con una gran incapacidad para sentir placer, y pueden presentar bastante desinterés por la sexualidad, lo que se refleja en la ausencia de relaciones de pareja.
Las personas con este trastorno de personalidad tienen un pobre repertorio conductual que dificulta el desarrollo de las habilidades sociales, lo que les predispone al fracaso en las relaciones interpersonales y refuerza su desinterés por los demás.
En cuanto a la actividad laboral, ésta puede deteriorarse si el individuo es obligado a trabajar con más personas; su tendencia es a desempeñar trabajos solitarios o nocturnos, donde las actividades se caractericen por no requerir implicación personal, pudiendo en ese contexto tener un buen desempeño. Algunos estudios indican que son personas que suelen destacar en actividades de investigación.
Una de las características más fáciles de reconocer en estos sujetos es que pasan la mayor parte de su tiempo encerrados en su habitación, y sus vidas parecen “no ir a ninguna parte”.
Por último, es importante destacar que las personas más solitarias pueden mostrar rasgos de personalidad que pueden ser catalogados como “esquizoides”, pero sólo se diagnostica este trastorno cuando estos rasgos son inflexibles, desadaptativos, y provocan un deterioro importante del funcionamiento del individuo.
Pero cuando realmente existe un trastorno de personalidad esquizoide, resulta muy importante la consulta con un especialista, ya que existen tratamientos de apoyo farmacológico y psicoterapéutico específicos para mejorar la calidad de vida de estas personas.
Autora: Psicóloga Bárbara Serra Wilkens
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