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Una década de Auge: más de 20 millones de atenciones

Experiencia

Hace una década, sólo siete mil pacientes se operaban por cataratas en Chile. La cifra se disparó a 46 mil personas intervenidas el año pasado. El “salto” que muestran las cifras de estas cirugías no es casual, coinciden los expertos: se debe al Plan Auge, pieza clave de la reforma a la salud que garantiza atención, con plazos definidos y cobertura financiera, para 80 enfermedades de alto costo y frecuencia entre los chilenos.

El programa -impulsado por el ex Presidente Ricardo Lagos a contar del 2000, con Michelle Bachelet en el cargo de ministra de Salud- cumplirá 10 años en agosto, a contar de su promulgación, y nueve años desde su vigencia, desde julio de 2005.

Este año, el programa hizo un nuevo hito al superar las 20 millones de prestaciones y ya registra 20.493.432 casos atendidos, es decir, más de una consulta por chileno. “Se trata de los problemas que más enferman y matan a los chilenos. Hoy, el Estado les da una prioridad de atención”, dice la subsecretaria de Redes Asistenciales, Angélica Verdugo.

En este período, el plan ha costado casi US$ 19.200 millones, según el economista Ricardo Bitrán, quien ha realizado los estudios financieros del programa que, comenta, no tiene símil. “No hay ningún país en el planeta que haya definido garantías de salud de la manera tan severa y draconiana como lo hizo Chile. Este programa les pone la cuerda al cuello al gobierno, a Fonasa y a las isapres, porque las garantías son muy explícitas. Todo está protocolizado con estándares y plazos de tratamiento y atención”, añade Bitrán.

Según el último reporte del Ministerio de Salud, hoy algunas patologías de alto costo lideran los casos nuevos que ingresan al sistema: el cáncer cervicouterino, con 618 mil atenciones; la urgencia odontológica, con otras 371 mil, y la infección respiratoria aguda, que tuvo 282 mil usuarios en 2013.

El informe, actualizado a abril, revela la cantidad de pacientes en lista de espera y que no han recibido tratamiento. La cifra alcanza los 8.177 casos en el país de personas que aguardan por acceder al sistema. El promedio de retraso en la atención, se cifra hoy en 46,37 días, es decir, un mes y medio. Se trata de un plazo que habría tenido mejoras según este balance, pues llegó a los 83 días el año pasado, cuando se incorporaron las últimas 11 nuevas patologías al plan.

El peso del déficit

Verdugo sostiene que las esperas en la atención se explican por el déficit de médicos especialistas en la red pública. “Se suspenden operaciones porque no hay un especialista, pero las personas, finalmente, son operadas, aunque sea fuera de plazo”, añade.

Enrique Paris, presidente del Colegio Médico, coincide con este diagnóstico. “En 2005 faltó una visión de futuro de ir formando especialistas para cubrir las necesidades del Auge. Eso distorsionó el plan y obligó a comprar servicios a privados”, añade Paris, quien afirma que el 57% de los médicos está en el sistema privado. “Casi se les conminó a salir porque se les pagaba mejor”, dice. Esto ha llevado a la formación de sociedades de profesionales que venden prestaciones a la red pública, en lugar de trabajar como funcionarios.

Para este problema, el Minsal tiene una unidad que evalúa las patologías con más retraso en los servicios de salud del país. Allí se determina dónde derivar a los pacientes y las falencias de equipamiento que puedan estar generando demoras.

Pese a que el programa ha tenido aumentos de garantías en los últimos gobiernos, la administración actual está enfocada en revisar la canasta de medicamentos y tratamientos de las 80 enfermedades. Por eso, no se ha decidido ampliar el plan a más patologías. “Estamos discutiendo qué mejoras vamos a hacer y definiciones de tratamientos”, dice Verdugo, quien añade que esto podría sumar nuevos fármacos, exámenes y terapias.

Dudas disipadas

El Plan Auge, que nació marcado por un complejo escenario político y una fuerte oposición médica -que organizó paros y llegó a cifrar entre uno y dos millones de pesos la pérdida mensual de renta que les causaría-, hoy convence a los antiguos detractores. “Se dijo que con el Auge nadie iba a pagar consultas particulares. Se dijeron muchas cosas, terminó no siendo así. Que iba a haber una canasta básica de prestaciones. Que la gente que no estuviera en el Auge no iba a ser atendida. Hay cosas pendientes que mejorar, pero fue un paso adelante, no lo puedo negar. La gente recibe atenciones más integrales, hay planes y cobertura”, dice el otrora dirigente médico opositor al plan y hoy diputado, Juan Luis Castro.

Sobre los éxitos del plan, hay coincidencia en que la mejora del acceso es de los más relevantes. “Se han ido cerrando brechas. Hoy vemos logros en la detección del cáncer de mamas, ha bajado la mortalidad por enfermedad respiratoria, y la cobertura de diálisis, hoy un derecho, era un sueño para las familias empobrecidas por el tratamiento”, dice el director del Instituto de Salud Pública, Ricardo Fábrega.

Además, al evaluar el en 2009, se detectó que la tasa de mortalidad por infarto bajó de 12% a 8,6%, mientras que los decesos por cánceres como el testicular y de mamas disminuyeron de 125,8 por cada 100 mil habitantes a 114,5, en sólo dos años.

Áreas pendientes

El Auge garantiza acceso, oportunidad, protección financiera y calidad, pero este último aspecto -que se concreta con la acreditación de los centros de salud, como requisito para que puedan atender las 80 patologías- debía regir desde julio próximo, pero está pendiente, y el Minsal acaba de anunciar una prórroga hasta mitad de 2016, por los retrasos en el proceso. Según el último reporte de la Superintendencia de Salud, sólo el 27% de los 69 hospitales complejos se ha acreditado y, en el sector privado, la cifra sube a 68% de los 41 recintos.

“La garantía de calidad se ha demorado más de la cuenta. Una vez más ha sido postergada y es lamentable. Hay que buscar fórmulas para que sea accesible, pero se debe cumplir. No es justo para las personas ser atendidas en condiciones que no están dentro del espíritu de la ley”, dice el ex ministro de Salud, Pedro García.

Fuente: www.latercera.com