Criar niños y adolescentes para que sean personas sanas y felices muchas veces se torna una tarea muy difícil para los padres, ya sea porque nadie nos enseña a ser padres o por que en la infancia y adolescencia los niños/as experimentan muchos cambios tanto físicos como emocionales y cognitivos. El proceso de crecimiento y maduración puede ser complejo para algunos niños/as debido a la cantidad de emociones que experimentan. Emociones confusas que muchas veces no saben reconocer y mucho menos expresar adecuadamente. Esta etapa puede resultar sumamente difícil para los niños, pero también para sus padres, quienes en ocasiones no comprenden las reacciones de sus hijos ni saben cómo acompañarlos en este proceso.
Las flores de Bach ofrecen un apoyo natural y seguro, ideal para estas etapas. Los niños/as responden muy rápidamente a la terapia floral, ya que al no estar estructurados como los adultos son más permeables y susceptibles a sus efectos vibratorios. En general, responden con rapidez y efectividad. Los padres que han dado esencias florales a sus hijos a menudo se sorprenden por su efecto positivo. En general son los mismos niños quienes manifiestan el efecto de las flores en su propio comportamiento. En los casos en que no se observan mejoras hay que chequear si las flores escogidas son las indicadas.
Las terapias florales cada vez tienen más adherentes y hoy en día es frecuente que los padres busquen la terapia con flores de Bach como complemento a otros tratamientos (psicológicos y/o psiquiátricos) o como terapia única para sus hijos. Su efectividad es más notable en los casos de síntomas agudos, como por ejemplo en situaciones de celos ante el nacimiento de un hermano, o temores ante circunstancias determinadas. En estos casos las reacciones se pueden observar dentro de la primera semana de ingesta de las flores y se puede dar término a la terapia luego de acabado el primer frasco. Así también sus efectos son notables cuando se trata la hiperactividad, déficit atencional, entre otras cosas. En las situaciones de síntomas crónicos como, por ejemplo en somatizaciones, el tratamiento puede ser más largo. Las flores de Bach les ayudan con los desequilibrios emocionales que en un futuro podría suponerles problemas mayores. En estos casos es posible incluir a los padres o a los adultos cuidadores en la ingesta de flores, ya que eso ayuda a cambiar patrones enraizados de funcionamiento a nivel familiar. Es importante recalcar que las flores ayudan a desarrollar una virtud o cualidad específica, ya sea de los padres o los niños, pero no van a modificar la esencia de ninguno de ellos.
Para preparar una mezcla de flores de Bach para niños/as y adolescentes, es fundamental atender a su comportamiento, es decir, cómo reaccionan y se relacionan con otros, cómo juegan, cómo solucionan los problemas etc. Sus malestares muchas veces se manifiestan en sus estados de ánimo, cambios de sus conductas, rutinas de sueño, alimentación etc. Es por esto que la observación y relato de los padres o de algún adulto significativo son relevantes a la hora de escoger las flores. .
La administración de las flores de Bach es la misma que la de los adultos, por lo general se recomienda que el preparado se tome en dosis de 4 gotas 4 veces al día. De todas formas, en el caso de niños pequeños se les puede mezclar con otro líquido, y a los bebés sobre la muñeca o en el agua del baño.
Por: Ps. Pilar Correa D. Psicóloga Clínica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Terapeuta Familiar ICHTF y Terapeuta Floral formada en la Asociación Gremial de Terapeutas Florales Tradicionales y Complementarios, con más de 5 años de experiencia en el área. Actualmente se desempeña en nuestra Unidad de Atención Clínica