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MirAndes en Rancagua y la experiencia de la Horticultura: Sembrando Bienestar

Experiencia

Con casi un año de funcionamiento en Rancagua, el centro Cetep MirAndes todos los días es testigo de numerosas historias de recuperación, en las que pacientes han encontrado un espacio de contención especializado y amigable para el tratamiento de enfermedades de Salud Mental, desde una perspectiva bio psicosocial.

Con un amplio abanico de terapias y talleres, el Hospital de Día de MirAndes Rancagua, cuenta con una alta tasa de reintegro a las actividades productivas de sus usuarios. Lo que representa un positivo indicador del trabajo terapéutico de nuestros profesionales.

Uno de los talleres que ofrece MirAndes a sus pacientes en Rancagua es la Horticultura. Este tipo de terapia toma como punto de partida el trabajo en la huerta para desarrollar las mentes y emociones de los individuos y a la vez enriquecer la salud de las comunidades.

La jefe de MirAndes Rancagua, Isidora Bobadilla, explica que “lo interesante de la Horticultura es que viene a movilizar a personas que, independiente de su constitución como individuos, están viviendo un sufrimiento mental. Este espacio de colaboración y de co-construcción, los invita a utilizar diversos elementos cognitivos, afectivos, relacionales, conductuales, entre otros, para crear y cuidar un elemento en común. Despierta en ellos un interés de priorizar la colaboración, estimular sus sentidos, los contacta con la tierra y con el cuidado”.

La también terapeuta ocupacional, da cuenta de la excelente recepción que ha tenido este trabajo, que desde la huerta ha sembrado sanación. “Entendiendo que somos una región con gran desarrollo agrícola, para los usuarios se hace interesante este taller, y en su diversidad, algunos comienzan con un gran desconocimiento, otros manejan ciertos conceptos, y muchos tienen bastantes experiencias en el trabajo y en el diseño de la horticultura. Lo que permite un gran intercambio de saberes, experiencias y competencias en relación al cultivo”, explica Bobadilla.

Frutas, vegetales, flores, plantas ornamentales, árboles y arbustos son sólo una pequeña parte de lo que se cultiva en estas huertas terapéuticas. Y es que el trabajo que logran los especialistas en torno a la tierra, va mucho más allá y permite el desarrollo de habilidades de re-vinculación con el contexto social, además de las emociones internas.

“Este trabajo requiere de una gran cohesión grupal, un interés de poder entregar al grupo parte de sí mismo y permitirse recibir de los otros. Esto es muy significativo en su proceso individual donde en muchas ocasiones vemos fracturado el cuidado en sus diversas dimensiones. Resulta revelador para los usuarios debido a que existe una posibilidad de re-vincular su contacto con la naturaleza, con la comunicación interpersonal efectiva, con la coordinación y la planificación y cuidado de su ambiente cotidiano”, destaca la jefe de MirAndes en Rancagua.

Finalmente, la profesional destaca que esta experiencia ha sido de gran relevancia para los pacientes, ya que los usuarios de MirAndes en Rancagua han podido valerse de la Horticultura “para contactarse con el presente, entendiéndolo como el aquí y el ahora, sacando de sus pensamientos recurrentes elementos negativos. En pocas palabras, esta terapia los aleja del sufrimiento”.