#ConversemosdeSaludMental
Dra. Claudia Barrera Renault
Médico Psiquiatra y Gerenta General Grupo Cetep
A ocho semanas desde el estallido social, la sensación de incertidumbre sigue presente entre los chilenos. Las personas mantienen las movilizaciones y los anuncios presidenciales no hablan de cambios profundos al modelo, por lo que resulta fácil vaticinar que las diferentes formas de evidenciar el malestar social se mantendrán durante un tiempo no definido.
Las violaciones a los derechos humanos contribuyen a empeorar este sentimiento de incertidumbre y angustia. Cuando se regula parcialmente el uso de balines, se incrementan las personas heridas con bombas lacrimógenas, Fabiola Campillay sufre fracturas múltiples y pierde la vista al recibir un impacto en su rostro camino a su trabajo. Finalmente, parece evidente que el problema no es el arma sino quien la utiliza. A la fecha existen ya cuatro informes de entidades internacionales que describen violaciones a los derechos humanos, todos al alcance de los ciudadanos y publicados en redes sociales.
En este triste escenario, la economía empeora y aumenta el desempleo, por lo que el futuro se hace aún más incierto y amenazante. Es ampliamente sabido en la comunidad médica que existe una relación directa entre la sensación de incertidumbre y la aparición de cuadros de ansiedad y depresión. No resulta ninguna sorpresa entonces, que las pésimas cifras de Salud Mental de nuestro país empeoren aún más: el Ministerio de Salud reporta un aumento del 22% en las licencias médicas durante las últimas semanas, principalmente por trastornos de ansiedad y del estado de ánimo.
Así las cosas ¿existe algo que podamos hacer en este momento para mejorar nuestra Salud Mental? La evidencia científica señala la necesidad primordial de cuidar la alimentación e ingesta de agua, el sueño y la práctica de ejercicio físico regular. Pero también indica que los espacios de conversación significativos, y la sensación de pertenencia a un grupo, previenen e incluso disminuyen la sintomatología ansiosa y depresiva.
El estallido social ha sido tierra fértil para el renacimiento de un entramado social que había desaparecido en nuestro país: cabildos, actos culturales, manifestaciones pacíficas, performances feministas, conversaciones en plazas, grupos de redes sociales, entre otros. Todos estos espacios son una oportunidad de sanación para nuestra Salud Mental.
Las instancias de convivencia social son valiosas, deberíamos fomentarlas y hacer uso de ellas, puesto que, además de beneficiar nuestra Salud Mental, son una oportunidad de poner este tema sobre la mesa, y dejar de ocultarlo en el patio trasero como ha sido históricamente. Porque conversar de Salud Mental puede salvar vidas ¡Vale la pena hacerlo!
Foto: AFP