La forma natural de aprender de los niños es mediante el juego. Desde los primeros años de vida (2 a 3 años), y dependiendo de la madurez, es posible desarrollar juegos de mesa. Estos juegos tienen varios objetivos. Además de entretener y convertirse en un momento de disfrute familiar, pueden ser educativos y socializantes, junto con desarrollar importantes funciones ejecutivas.
Entre los juegos de mesa más comunes se encuentra el dominó, damas, ludo, naipes, ajedrez, rompecabezas, bachillerato y algunos de marca muy conocida como Monopoly. Existen muchísimas opciones, solo basta buscar.
Los juegos de mesa poseen tableros, cartas, dados, fichas y principalmente reglas. Todos estos elementos nos ayudan a aprender el reconocimiento de números y cantidades, identificar figuras y colores, jugar respetando normas y reglas de cada juego, entender instrucciones y respetar turnos.
Las funciones ejecutivas son habilidades de alto nivel cognitivo que nos permiten asociar ideas, planificar movimientos y reacciones con el fin de ejecutar acciones o tareas más complejas y que resultan necesarias en toda actividad de la vida. Es así como encontraremos las siguientes funciones ejecutivas que podremos desarrollar a partir de los juegos de mesa:
1-Iniciación de tarea:
Es la habilidad de comenzar la tarea en el momento y espacio adecuado. No podemos tratar de jugar si aún no tenemos el juego sobre la mesa, por lo que usaremos esto como mecanismo de refuerzo de órdenes: “Anda a buscar el juego que está en el cajón de la pieza”, “Dame un dado”, etc.
2-Inhibición de respuesta:
Es la habilidad de pensar antes de actuar y en los niños se refuerza mediante la toma de turnos que resulta implícita en los juegos, aprendiendo a controlar las respuestas impulsivas o automáticas, permitiendo la alternancia de roles y la secuencia adecuada de las reglas de un juego.
3-Planificación y organización:
Es la habilidad de identificar y organizar los pasos necesarios que llevarán a lograr una meta. Con respecto al juego, los niños deben aprender que no podrán mover las fichas si antes no han tirado el dado y han contado el número de casillas que deben avanzar. Es muy frecuente que los niños intenten mover sus fichas, saltándose los pasos previos. Te puede interesar:Los beneficios de jugar con títeres
4-Manejo del tiempo:
Tener integrado el manejo del tiempo es necesario para que las tareas no se queden a medias o sean realizadas de manera impulsiva.
5-Memoria de trabajo:
Es una función necesaria para todas las tareas mentales que realizamos en la vida. Ayuda a seleccionar, manipular y tomar decisiones con respecto a la tarea que se va a ejecutar, basándose en aprendizajes previos.
6-Autorregulación:
Es la habilidad necesaria para regular y manejar las emociones, estados de ánimo y la motivación para lograr llegar a la meta en un juego. A los niños les es difícil tolerar que les ganen, incluso aún lejos de la meta cuando estiman que otro jugador les va adelantando. Sin embargo, con la práctica y experiencia que van logrando, al poco tiempo son capaces de disfrutar del juego, pese a los resultados, favoreciendo la flexibilidad cognitiva.
7-Persistencia dirigida a la meta:
Es la habilidad ejecutiva que permite perseverar a pesar de los fracasos y mantener el interés por alcanzar la meta.
Por todo lo anterior, los juegos de mesa son tremendamente beneficiosos en el desarrollo emocional, social y cognitivo de los niños y resultan un mecanismo adecuado, tanto a nivel familiar como en contextos terapéuticos.
Fuente: Sonríe Mamá