La inédita situación a la que nos enfrentamos el conjunto de los seres humanos producto de la pandemia por COVID 19, tiene múltiples y masivos efectos en nuestras vidas.
“Esos efectos los podemos ver en la expresión de grandes decisiones que toman los gobiernos de los países tales como: el cierre de sus fronteras, la obligación del confinamiento para amplios sectores de su población, enormes reasignaciones presupuestarias, por nombrar solo algunas. Y si los gobiernos de los países han reaccionado con medidas que hasta muy poco tiempo atrás ni siquiera existían en nuestra fantasía; las personas y familias se han visto también muy rápidamente exigidas a tener que introducir una serie de cambios que han impactado radicalmente en la cotidianidad de nuestras vidas”, plantea el psicólogo de Centro Médico Cetep, Ignacio Yáñez dando cuenta del cambio global de hábitos al que todos se han tenido que adaptar.
El escenario no es nada fácil: niños y jóvenes confinados en sus casas porque los jardines infantiles, colegios y universidades cerradas; empresas que han debido cerrar sus operaciones en sus oficinas y han implementado el teletrabajo en cuestión de días; toques de queda nocturno; filas para comprar alimentos en supermercados; etc. Son solo algunas de las exigencias que cada uno ha debido asumir para contribuir a disminuir el impacto de la crisis.
Pero ¿Cómo mantener horarios de trabajo, rutina, rendimiento en estas condiciones? ¿Cómo generar nuevos hábitos para desarrollar esas actividades que deben ser mantenidas en este periodo de cuarentena (trabajo y académico), considerando que nos encontramos todos expuestos a altos niveles de estrés y ansiedad en gran medida ocasionadas por la gran incertidumbre por el futuro cercano?
El psicólogo de Centro Médico Cetep nos ofrece una serie de recomendaciones para enfrentar adecuadamente esta reestructuración en la rutina de las personas.
“Si bien es válido querer mantener la capacidad laboral o académica durante la cuarentena, es muy posible que se vea afectada y eso se podría observar en diversas expresiones: menor productividad, mayor dificultad para concentrarse, menor motivación con tareas cotidianas, irritabilidad, sensación de cansancio. Es por ello, que sugiero que cuando se busque generar nuevos hábitos durante este periodo, que contribuyan para el mejor desarrollo de nuestras actividades cotidianas, consideremos que estamos atravesando un contexto altamente estresante y adverso para todos, por lo que la autoevaluación que podamos ejercer sobre nosotros mismos debe ser distinta a la de un periodo normal”, advierte el profesional.
4 consejos
Yáñez sugiere 4 consejos que pueden resultar de utilidad a la hora de cambiar hábitos:
- Objetivos claros. Establecer desde un comienzo cuáles son los logros que se buscan.
- Proceso como parte del logro. Proponerse metas que puedan ser alcanzadas luego de un proceso y que ese proceso puede ser también gratificante, al comprobar que se está avanzando en la dirección deseada.
- Priorizar objetivos. Es más difícil, además de más estresante, realizar numerosos cambios de hábitos al mismo tiempo, por lo que se sugiere que estos sean acotados. Esto exige que jerarquicemos qué es lo más importante de ser introducido, qué requiere ser modificado.
- Distribución familiar. Durante este periodo también habrán cambios de hábitos que estén asociados a la organización familiar (tareas domésticas, cuidado de niños menores, etc.). En cuanto a estos cambios, es fundamental que sean enfrentados de forma colectiva por el grupo familiar, donde se puedan establecer roles y horarios, rotación de funciones y reconocer que hay también un proceso de aprendizaje.
